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14 de Febrero: ¿Amor al fútbol?

  • Foto del escritor: Diego Armando Parada
    Diego Armando Parada
  • 15 feb 2019
  • 4 Min. de lectura

Actualizado: 10 abr 2019



"Hay quienes sostienen que el fútbol no tiene nada que ver con la vida del hombre, con sus cosas más esenciales; desconozco cuánto sabe la gente de la vida, pero de algo estoy seguro: no saben nada de fútbol."

Eduardo Sacheri, escritor argentino.

El amor es uno de los sentimientos mas importantes en la vida del hombre, pues nos acompaña desde el momento en que llegamos al mundo. Amamos de distintas formas y a cosas muy diferentes, al final de cuentas, todos lo hacemos, a nuestra manera, pero amamos.

El amor es muy difícil de definir, pues es un concepto sumamente complejo, varios filósofos a lo largo de la historia han compartido su postura respecto al amor. Uno de ellos es Platón, de el surge la idea del Amor platónico, que realmente se ha tergiversado con el paso de los años, pues, hoy en día, se le otorga a este termino la idea de un amor imposible, definición que va muy alejada de lo que Platón quiso decir en su obra El Banquete:

"A continuación, debe considerar más valiosa la belleza de las almas que la del cuerpo, de suerte que si alguien es virtuoso del alma, aunque tenga un escaso esplendor, séale suficiente para amarle, cuidarle, engendrar y buscar razonamientos tales que hagan mejores a los jóvenes, para que sea obligado, una vez más, a contemplar la belleza que reside en las normas de conducta y a reconocer que todo lo bello está emparentado consigo mismo, y considere de esta forma la belleza del cuerpo como algo insignificante.”



El amor, desde el punto de vista platónico, deja en claro que puede no sólo encontrarse en una persona, si no, que este amor va más allá de lo material, este, podría encontrarse en una idea, un juego, un escudo… El amor, según platón, debe sacar lo mejor de uno mismo, de manera desinteresada, hacernos contemplar la belleza y virtud de aquello que se ama.

El fútbol es, para muchos, más que un deporte o un negocio. El fútbol es lo que hace que una gran cantidad de personas, visiten cada fin de semana el estadio de su equipo, sea un club grande o pequeño, de figuras internacionales o de ídolos locales, esta gente acude a la cita, más que por ver a los directivos, va por la pasión que sienten, por las ganas de ver a su equipo ganar; ese equipo que siguen desde pequeños, con el que se fueron ligando con el paso de los años, ya sea por tradición familiar o por razones que uno nunca podrá saber dar, porque quien se hace seguidor de un escudo, no sabe dar explicaciones, solo lo es y ya. Quizá se pudo enamorar de los colores de la camiseta, del magnetismo que producía el escudo, pudo ser la forma en que dominaba el balón aquel número 10 que llevaba la banda de capitán, podrían ser miles de cosas más. Personalmente, me enamoré de la mística del estadio, ese lugar que uno visita de pequeño y queda asombrado ante su majestuosidad, pues no importa si el recinto da cabida a mil o cien mil almas, la magnificencia de este queda impregnada en la pupila de quien lo mira con ojos inocentes y esperanzadores.



Sin embargo, uno puede amar al fútbol sin la necesidad de seguir a un equipo, y es de lo más normal. A muchos nos mueve la pasión de jugar porque sí, salir de casa e ir a la cancha más cercana a echar reta en compañía de amigos que el fútbol nos ha regalado, o en fines de semana despertar a primera hora de la mañana porque sabes que hay partido, tomar un desayuno ligero, llenar una botella de agua y guardar lo necesario para el juego: Tacos, vendas, calcetas, espinilleras, short, playera y las ganas de divertirse. Y es entonces cuando uno sale de casa, camino a esos campos llaneros, donde no importan las deudas, los problemas, las preocupaciones; aquel lugar donde no hay enfermedades y uno puede jugar de la mejor manera, aún teniendo la pierna contracturada, el tobillo torcido o la rodilla inflamada. El llano es otro fútbol y por ende tiene sus propios ídolos, aquí no juega Messi ni Cristiano, aquí juega el Chiva, el Zurdo, el Gordo, el Cejas, todos esos cracks de barrio que lo único que tienen en común con los ídolos de millones, es el amor por el fútbol.



A muchas personas les puede parecer absurdo que alguien haga referencia a su relación con el fútbol con la palabra amor, pero no es nada del otro mundo, y se puede asemejar a la correspondencia que existe en postulados como lo son: El amor a la literatura, el amor a la música, el amor al cine, el amor al teatro, entre otros. El filósofo francés, Jean-Paul Sartre, dijó alguna vez que El fútbol es una metáfora de la vida, comentario que me es prudente hilar a la obra de Albert Camus, quien a parte de ser novelista, ensayista, dramaturgo y filósofo, fue jugador de fútbol, fungiendo como portero del RUA (Racing Universitaire d’Algier) durante su vida universitaria, lo cual origina su famoso comentario Lo que con más seguridad sé a la larga sobre la moral y las obligaciones de los hombres, se lo debo al deporte, lo aprendí con el RUA; pronto aprendí que el balón nunca viene hacia uno por donde uno espera que venga. Eso me sirvió mucho en la vida.

¿Por qué una actividad humana, que es comparable con la vida misma, no podría gozar de ser amada? Después de todo, el amor es fundamental en la existencia, y tiene que serlo en el fútbol por igual, porque si no se ama, este, o cualquier otro deporte, pierde completamente el sentido de mirarlo o practicarlo. Aquellos que amamos el fútbol lo hacemos desinteresadamente, y así debe ser el amor en general, porque amar no es poseer, y de la manera en que, personalmente, entiendo a Platón, nos tiene que incitar a dar lo mejor de nosotros sin esperar nada a cambio.

1 Comment


hugolup.ht
Feb 15, 2019

Me gustó el artículo. Es bueno.

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